Quique Domínguez aplaude a sus jugadores durante un partido. // Carmen Giménez |
ARMANDO ÁLVAREZ - VIGO. Combate el Pilotes Posada por la permanencia. El club ignora en qué categoría militará la próxima temporada. La incertidumbre, sin embargo, se limita a ese aspecto. La política deportiva y el encargado de ponerla en práctica están definidos. Quique Domínguez será el entrenador de los académicos, ya sea en Asobal o en División de Honor B. Encadenará su noveno ejercicio consecutivo en el banquillo vigués. Una longevidad extraordinaria para el signo de la época; una estabilidad inasequible a los avatares competitivos.
El presidente del club, Javier Rodríguez, y su entrenador se entienden como los matrimonios viejos, en silencio, con una simple mirada. "Hace tiempo que renovamos mediante un apretón de manos, sin necesidad de negociar nada", suele describir Rodríguez, dispuesto a conservar tal tradición instaurada desde 2002. Fue el año en que Quique Domínguez, fichado en 1998 como extremo, se mudó al banquillo.
A estas alturas, ni han tratado el asunto ni lo consideran necesario. Y no es por que el apuro clasificatorio lo haga inconveniente o que el entrenador dependa de la cosecha final, como sucedería en cualquier otro club. "Es que no hace falta ni hablarlo", explica Javier Rodríguez. "Para mí, el cargo de entrenador no depende de los resultados sino del trabajo. Y Quique es el que más y mejor trabaja. Es una persona muy valorada y querida en el club. Creo en este proyecto, creo en él y no soy amigo de hacer cambios. Sé que puede resultar algo rarito, pero es la forma en que lo entiendo".
Domínguez confirma: "Sé lo el presidente opina y coincide con lo que yo opino". Aunque deposita el mérito de tanta fidelidad en Rodríguez: "Es normal que alguien, en nuestras circunstancias, pensase en cambiar de entrenador. Hemos estado en puestos de descenso durante casi toda la temporada. Pero Javier ni se lo plantea".
A la postre, el balance le resulta positivo al Pilotes Posada Octavio. Dos veces ha descendido con Quique Domínguez al timón; las dos veces ha recuperado su puesto en la elite. Si hay que escalar la montaña por tercera ocasión, se hará aunque el técnico acota: "De descenso sí que no hablo. Sigo convencido de que nos salvaremos y estoy muy centrado en ello".
El Academia Octavio procede en esto al viejo estilo, cuando el entrenador proporcionaba una personalidad estable a los equipos: Equiosain en el Portland, Rivera en el Barça, Cadenas en el Ademar, Juantxo Villarreal en el Bidasoa... Esa época pasó. Apenas Domínguez en Vigo y Pastor en Valladolid responden a ese perfil. Apenas ellos resisten a la digestión voraz que ahora impera, ese hambre de novedades que "es influencia del fútbol", sostiene Domínguez. "Es un modelo que llega a la sociedad, a la forma de vestir, de comportarse, a la creación de ejemplos. El fútbol ha contagiado al balonmano la poca paciencia. Por eso lo de Javier tiene un gran mérito".
El Academia Octavio procede en esto al viejo estilo, cuando el entrenador proporcionaba una personalidad estable a los equipos: Equiosain en el Portland, Rivera en el Barça, Cadenas en el Ademar, Juantxo Villarreal en el Bidasoa... Esa época pasó. Apenas Domínguez en Vigo y Pastor en Valladolid responden a ese perfil. Apenas ellos resisten a la digestión voraz que ahora impera, ese hambre de novedades que "es influencia del fútbol", sostiene Domínguez. "Es un modelo que llega a la sociedad, a la forma de vestir, de comportarse, a la creación de ejemplos. El fútbol ha contagiado al balonmano la poca paciencia. Por eso lo de Javier tiene un gran mérito".
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